17 diciembre, 2015

Restaurante 't Gezelleke en Brujas



Brujas es una ciudad hiperturística y tiene muy buenos restaurantes, pero claro, uno tiene que buscarlos de antemano (cosa que no hice, por desgracia, ya que luego vi una lista muy apetecible). Dimos con el 't Gezelleke, un bonito lugar con una pequeña terraza al interior.


Boeuf bourguignon. 

La atención es amable y la carta pequeña (unos siete platos). La cocina es tradicional, especializada en platos de larga cocción: Boef Bourguignon (estofado de carne), estofado flamenco y bullabesa coronada de una cigala. En general los platos están bien, gustosos, aunque lamentablemente, detalles como las patatas y otros acompañantes, arruinan la comida porque parecen industriales.


Estofado flamenco.

En general, los precios resultan un poco inflados para lo que ofrecen, porque casi todos rondan los 23-25 euros. Una ensalada de queso de cabra 18. Así que si le agregamos una cerveza, comer resulta por unos 29 ó 30.  Supongo que para los que no hemos planificado dónde comer en un viaje, a esta bella ciudad, tampoco resulta una mala opción, porque la media de precios es alta y quizá sean más industriales. Hay días que tienen conciertos por la noche.





t' Gezelleke
Carmersstraat 15
8000 Brujas
Teléfono: +32 04 7012 21 83







08 diciembre, 2015

Fusión nipona francesa en Le Cinquième Péché en Colliure

El chef Massashi Ijima, al final de su jornada del almuerzo.

Le Cinquième Péché (el quinto pecado) es un pequeño y refinado restaurante que se encuentra en el hermoso pueblo turístico de la costa de Langedoc-Rousillon, llamado Colliure . Oriundo de una ciudad cercana a Tokio, su chef, Massashi Ijima describe su cocina como muy personal, que utiliza especias de todo el mundo, españolas, italianas, asiáticas, pero aclara que la base de su cocina es, en esencia, francesa. El resultado no podría ser mejor, una carta muy creativa, que enfatiza en los productos del mar, y regionales, platos realizados con mimo y que intentan sorprender con cada combinación de sabores. Tiene una carta de vinos interesante que acoge a muchos vinos regionales, e incluso algún vino de la casa por un precio razonable. Dejarse aconsejar por el sumiller es todo un acierto.


Un fresco y delicioso aperitivo de la casa.

El restaurante tiene una sobria y bonita decoración, cuida los detalles de la mesa, copas, y su atención es correcta. Su cocina es semiabiera y se puede ver al chef en acción (eso cada día me gusta más). Massashi Ijima apunta en su página web, que ha querido hacerla de esta forma, recordando la tradición japonesa, en la que el chef puede hablar con el cliente directamente, mientras trabaja.


Carpacho servido en una cama de gazpacho con tomate y pomelos.


Delicioso, especialmente sus entrantes, como el carpacho servido en una cama de gazpacho de tomate y pomelo, una combinación refrescante y sorprendente. El otro entrante, con un toque más japonés: sashimi de vieras con guacamole,  espuma de yuzu (una fruta cítrica nipona) en una cama de fideos; fresquísimos sabores, simples, en el mejor sentido del término.


Detalle del sashimi viera, con guacamole y espuma de yuzu.


De segundo, optamos por el pescado del día, quizá una ración demasiado pequeña, pero bien vale la pena, la piel lo justo de crocante, servido con una espuma cítrica de yuzu y rábanos blancos.




Luego, los postres, que la verdad me parecieron el broche de oro. Singulares, fresquísimos, livianos y sin empalagar, como su helado casero de fruta de la pasión, con culis de frutas exóticas en una cama de piñas confitadas. El otro postre, unas obleas bretonas con crema de limón y chantillí de wasabi, de una delicadeza infinita.







Tiene un menú cerrado, con tres opciones a escoger por cada plato, con un precio muy módico (almuerzo) si lo comparamos con la calidad que ofrece. De dos platos, 19 euros y el de tres, 25. Para cenar, 39. Lo mejor es reservar porque suele estar lleno.



Le Cinquième Péché
16 Rue de la Fraternité
66190 Colliure
Teléf.: +33 0 468980976
Francia




01 diciembre, 2015

Tapas y vinos por la calle del Laurel de Logroño



En la capital de la Rioja, Logroño, se encuentra una calle (y sus aledañas), famosa por sus tapas y vinos: Calle del Laurel. Su fama es tal, que cuenta con una página web muy bien detallada, y ofrecen un bonopincho para los grupos y organizaciones, que consiste en bonos con los que se puede pagar en aquello locales que conforman la asociación Calle Laurel. Fuimos guiados por veteranos del lugar, gracias a mi amiga María.

La calle y sus alrededores tiene muchas opciones, pero os voy a recomendar aquellas que frecuenté y algunas otras que tan solo probé una vez. 


Pincho de champiñón a la plancha con gamba.

1- Bar Soriano: Un pequeñísimo bar de solo un pasillo, sin decoraciones ni mimos que ofrece una única tapa: pincho de champiñón a la plancha con gamba. Sin duda, no hay nada mejor que dedicarse a hacer una sola cosa, porque es perfecto,  el champiñón no queda demasiado hecho y lo rocían con su sazón secreta, una base de aceite de oliva y ajos y algún que otro secreto que no piensan revelar. El punto débil, el vino que ofrecen, mejor una cerveza o al menos pida un crianza. Fue mi preferido.


Patatas bravas.

2- Bar Gargonich: Atendido por dos mujeres, ambiente familiar, las fotos de los habitués se muestran en una de las paredes. Su nombre supongo que viene de una de las tapas; gargonito, que según explica la web del Laurel es carne picada de lomo de cerdo y ternera con queso, cebolla y ketchup. Tienen buen vino, y unas patatas bravas de antología. También son famosos sus tronquitos, unos cilindros de panes rellenos de diferentes delicias al horno.


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Embuchado de cabrito, un clásico riojano.

3- Bar Donosti: Otro de los clásicos del Laurel. Ofrece una gran variedad de pinchos. Por curiosidad probamos el embuchado de cabrito, acompañado de una salsa ligeramente picante y los deliciosos pimientos rellenos (de pulpo, carne o espinacas). También es recomendable los huevos cocidos a baja temperatura con crema de boletus y hongos, entre otras tentaciones. Tiene buenos vinos, no deje de probar el Tobelos crianza.



 4- Bar La Universidad- Pulpería: Bar tradicional que sirve el pulpo en diferentes formas, a la gallega o a la vinagreta. Sirven un caldo excelente. Tiene vinos dignos.



5- Bar Sebas: En una calle aledaña al Laurel, Albornoz, se encuentra este bar que tiene una gran variedad de tapas y buenos vinos. Sus pimientos rellenos de carne son uno de los mejores de esta ruta de tapeo, sin lugar a dudas. Su bacalao en aceite también hay que probarlo. Su tortilla está entre las preferidas. La oferta de vinos es de calidad.





6- De Perdidos al Río: Es un bar restaurante, en la calle San Agustín 35, amplio y con decoración moderna. Sus mini tortillas hechas al momentos y al gusto (hongos, cebolla, jamón, pisto...) son una verdadera delicia. También sus pimientos rellenos de sepia y gambas hay que pedirlos. Pero la oferta es amplia, así que déjese llevar por el instinto. Tiene buenos vinos.



Mejillones (realmente no son de lata) y la careta de cerdo (derecha).

7- La Tavina: Es un bar pero también una tienda de vinos. Su decoración es moderna, cálida y bonita, y el trato agradable. Se puede escoger entre una gran variedad de tapas, no deje de probar las tapas más locales como la careta de cerdo o sus mejillones... De vinos, la variedad hace volar la imaginación. Los miércoles tienen un juego, si pides un vino "secreto" y logras adivinar cuál es (te dan unas poquísimas pistas) te ganas la misma botella que puedes recoger al otro día. Está claro que no acertamos, pero no estuvimos lejos.




8- El Colmado de los Artistas: Un gastropub, según se autodefinen; amplio con decoración rara y con pretensiones de moderna, que queda en la calle San Agustín. Tiene también una gran variedad de tapas, pero como llegamos a altas horas de la noche solo nos sirvieron salchichón fresco a la plancha que bien valió la pena. Buena atención.




9- El rincón de Alberto: La gran decepción. Es más para sentarse, mesas altas servidas con manteles blancos, bonito y sencillo pero la atención es pésima; de la ruta el único bar con trato poco cordial. La comida tampoco anda muy lejos, todo muy normalito tendiendo a insípido. De hecho, fue también el único lugar en donde dejamos comida en dos de las raciones. Los precios un poco inflados para la calidad que ofrecen